Fushihara se da cuenta de que tiene la nevera vacía, pero no tiene tiempo para ir a hacer la compra, así que la fantasmita y Myako irán a comprar solas al barrio comercial.
Myako les explica a Fushihara y a la fantasmita por qué le gusta tanto que le cepillen el pelo y les cuenta una historia sobre su pasado y su anterior dueño.
Fushihara se lleva a casa a la fantasmita para que no se sienta sola por las noches. De camino se encuentran un gato abandonado bajo la lluvia y deciden cuidarlo.
A Fushihara siempre le toca quedarse trabajando hasta tarde en la oficina y se encuentra agotada, pero una noche se encontrará con una pequeña fantasmita que velará por su descanso